Policía impide reunión de bibliotecarios
(cortesía de Cubanet)
Agentes, paramilitares y militantes del partido rodean
la casa donde se iba a celebrar la reunión mensual de las Bibliotecas Cívicas
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Alejandro García
Arias, vicecoordinador de la Red, fue detenido y llevado a la unidad de la
policía de la calle Zanja, donde le levantaron un acta de advertencia por
“reunirse con grupúsculos” (foto cortesía de Jennifer Fonseca )
LA HABANA, Cuba. — El
pasado viernes 28 de marzo agentes de la Seguridad del Estado asediaron la
vivienda de Jennifer Fonseca Padrón (calle 18 entre Línea y Calzada, El Vedado)
para impedir una reunión de la Red de Bibliotecas Cívicas Reinaldo Bragado, de
la que ella es coordinadora desde hace pocos meses.
Al saber lo que estaba
ocurriendo, el periodista independiente Pablo Méndez acudió a la vivienda,
donde la joven se encontraba sola, y pudo presenciar el numeroso despliegue de
agentes en la cuadra y en el pasillo que conduce a la casa, pero no le
permitieron pasar. Ante su preocupación por la situación de Jennifer, un agente
le explicó que ella estaba bien y que ellos se hallaban allí solamente para
protegerla.
Para conocer más
detalles de lo sucedido, contactamos con ella, que nos explicó que mensualmente
se reúnen todos los bibliotecarios de la Red para hacer un resumen de las
actividades realizadas, contabilizar la entrada y la salida de libros, valorar
las debilidades y puntos fuertes de las bibliotecas, además de debatir
proyectos, ideas y opiniones de los bibliotecarios.
“Desde que tomé la
coordinación de la Red me vienen acosando”, relata Jennifer Fonseca: “El 25 de
febrero vinieron a mi casa los agentes Jordan y Diego, como se hacen llamar,
que intentaron impedir la reunión de ese mes, pero solo pudieron detener a los
bibliotecarios de provincia, porque todos los de La Habana pudieron entrar”. Y
añade la joven coordinadora de este valioso proyecto que trabaja a favor de la
libertad de información de los ciudadanos: “Desde ese día me envían a
«factores» del Partido, siete viejos parados ahí en el pasillo diciendo que
esto no es Venezuela, que esto no lo tumba nadie”.
Esta vez, sin embargo,
la visitaron desde el día antes, jueves 27. “Vinieron los llamados «factores»
acompañados por una mujer de la policía política con una blusa roja” cuenta
Jennifer, que se negó a atenderlos o a escucharlos siquiera, pues no se sentía
obligada a hacerlo. “Cuando fui a cerrar la puerta”, nos dice, “me lo
impidieron por la fuerza. Entonces mi esposo salió y les dijo que estaban
cometiendo una falta de respeto y que podían ser acusados de amenaza y
coacción. Ellos le respondieron que si quería que llamara a la policía, pero
por fin se fueron”.
Al día siguiente,
viernes 28, cuando debía efectuarse la reunión mensual, comenzó el operativo
entre once y media de la mañana y doce meridiano. Alejandro García Arias,
vicecoordinador de la Red, fue detenido y llevado a la unidad de la policía de
la calle Zanja, donde le levantaron un acta de advertencia por “reunirse con
grupúsculos”.
“No sé en cuál código
penal existe ese delito”, comenta la coordinadora de la Red, añadiendo: “A
Irina León Valladares la trasladaron hasta la autopista nacional y allí la
dejaron. Como no tenía ni un peso para regresar, tuvieron que ir varios
bibliotecarios a socorrerla para que pudiera regresar a su casa”.
Jennifer Fonseca,
coordinadora de la Red de Bibliotecas Cívicas ¨Reinaldo Bragado¨ (foto de Jennifer Fonseca)
(foto cortesía de Jennifer Fonseca )
Hasta pasadas las
cinco de la tarde se mantuvo el fuerte operativo, tan hermético que ni un solo
bibliotecario pudo atravesarlo. Recluida en su casa, Jennifer Fonseca pensó que
aquello no se acabaría nunca. Luego los vecinos le dirían que incluso a las
cuatro y media seguían llegando agentes.
“No supe cuándo vino
Pablo Méndez”, nos cuenta ella: “Pero, como no lo dejaron pasar, él me llamó
por teléfono. Los agentes le dijeron que no había ningún problema, que yo
estaba bien, ¡que ellos me estaban cuidando para que no me pasara nada! Qué
ironía. En fin, le dije a Pablo que yo estaba bien y le conté por arribita lo
que había sucedido”.
Pero todo no acabó
ahí, pues esa misma noche, a las nueve, la secretaria general de la Red de
Bibliotecas Cívicas fue visitada por el agente Jordan, que parece que es el
encargado de reprimir a los bibliotecarios de esa más que pacífica
organización.
Cuando le preguntamos
cuál era el comportamiento de sus vecinos de pasillo con ella, Jennifer aseguró
que siguen siendo solidarios con ella y recordó: “Yo estaba preparando el café
para la reunión y una vecina vino a decirme que no le abriera la puerta a
nadie, que eso allá afuera estaba lleno de tipos, que había varios en el mismo
pasillo y que incluso había agentes parados en el pasillo de al lado”